sábado, 23 de noviembre de 2013

Crónicas de un Pielroja (2)

La estatuilla de la India Catalina

Hablar de la India Catalina es, para algunos hablar de la estatua donde llegan los turistas a tomarse fotos; para otros, el sitio obligado de referencia para todo el que vaya al Centro Histórico y para otros grupos Catalina fue la india que acompañó a Pedro de Heredia en todas sus andanzas por el nuevo reino, y que incluyó la fundación de Cartagena, como uno de sus mejores actos. Para el diseño gráfico y el marketing  es la marca del Festival de Cine de Cartagena, una marca cultural. 

El monumento a  la India Catalina se encuentra en la avenida Pedro de Heredia, desde donde se puede observar otro símbolo de Cartagena de Indias el Castillo de San Felipe de Barajas.
Diversos historiadores dicen que la India Catalina fue un personaje controvertido, además de controvertible, según se le mire. De la calle escuchamos  voces como “que le hizo un flaco favor a su raza, al juntarse al hombre que oprimió a los indígenas o “Catalina es más estatua que personaje, lo mismo que con decirle que ni siquiera murió aquí y antes ya había renunciado a su condición de indígena. O más desobligante aún "fue la india que andaba para arriba y para abajo con el bandido de Pedro de Heredia, que oprimió y esclavizó a los indios” o se le compara con la también controvertida Malinche mexicana.



Gerardo Ardila, al revisar la historia de la adopción de la India Catalina como símbolo del Festival del Cine, llama la atención sobre los iconos correspondientes a la estatuilla que se entrega a los premiados en el Festival de Cine de Cartagena, (FICCI) y la estatua colocada en la Avenida Venezuela, primero recordándonos que fueron construidos por personajes cuya formación básica profesional y vital ocurrió en España: el uno, Héctor Lombana, nacido en Riofrío, Magdalena, quien desde los dieciocho años se formó en la academia española de San Fernando, la de verdad, la de Madrid  y luego en varios lugares de Europa y, el otro, Eladio Gil, español de raza nacido en Pruna, criado en Jerez de la Frontera, y educado en la Escuela de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, de Sevilla. Ardila anota los relatos de los creadores de la imagen de la India Catalina y de su inclusión en la historia de Cartagena, desde la mirada de Lombana, Gil y Nieto, y desde los textos publicados por Jairo Hernan Urbina en su libro Entre las huellas de la India Catalina (2006), que dejan ver lo casual de la llegada de la India Catalina a esta historia. 

Héctor Lombana, Riofrío, 1938- Santa Marta, 2008 
¡Hay que hacer un Oscar, me dijo Victor!
Con el desparpajo costeño relata primero la versión de Lombana: “Víctor (Victor Nieto, director del festival de cine) me dijo: “hay que hacer un Oscar”. Yo le dije: “¡Si el Oscar no dice nada! Déjame estudiar el asunto y buscamos un tema”. Yo empecé a buscar y a darle y a darle (…) Yo estoy parado allí y de pronto veo que en la entrada del mercado, la vieja plaza del mercado, donde hoy está el Centro de Convenciones, había un escudo ovalado donde hay una india sentada con las piernas cruzadas y atrás hay una palmera. Ese escudo no sé qué diablo es. El segundo escudo aparece en el escenario del Teatro Heredia, arriba. Entonces a mí se me ocurrió ‘parar’ a la india. Me fui al taller, traje una varillita, la llené de plastilina, y ahí mismo modelé la figurita y se la llevé a Víctor. Le dije: “mira la figura”. Me dijo “¿Y eso qué es?”. Le dije: “Bueno, este es el trofeo que vamos a hacer; no tiene nombre todavía, porque no sé”. Entonces vino Nicolás del Castillo y dijo: “Busquemos en Leyendas y Tradiciones de Cartagena” de Camilo Delgado, a ver qué. Y empezamos a buscar ahí y entonces encontramos en Leyendas y Tradiciones lo de la India Catalina. Y yo dije: “El trofeo se llama La India Catalina”. “Perfecto el nombre, dijeron” (Urbina 2006:72-73)”.
Víctor Nieto, por su parte, cuenta: “Realizando el primer festival, nos encontramos con el asunto de dar un premio. Y me dediqué con los demás amigos del festival a buscar el personaje, como lo es hoy. En el Teatro Heredia existía en la parte alta un escudo de Cartagena y nadie veía allí una India Catalina, ni se conocía el personaje, como lo es hoy. Yo creo que la idea surgió de allí. Un empleado mío, Juan Zamora, fue el que hizo la mezcla y participó mucho en la hechura del trofeo.” (Urbina 2006:70-71). 
Lombana hacia1960 realiza entonces la primera versión de la escultura de 'La India Catalina' como trofeo para el Primer Festival Internacional de Cine de Cartagena. En este quinquenio, el joven artista colabora igualmente con la fundación y puesta en marcha de la Escuela de Bellas Artes de Cartagena, dedicándose de lleno a la restauración arquitectónica, y realizando trabajos en la Alcaldía de Cartagena, el Museo de Núñez, el Palacio de la Inquisición y el edificio de la Cámara de Comercio de Cartagena.



El escultor Eladio Gil en 1974 forjando su versión de la figura histórica de la India Catalina.



 Eladio Gil, escultor,  fue hijo de Juan Gil, un  sembrador de cebada, trigo y habas que estudió leyes, y escribía poemas, y de Ana Zambrana que lo trajo al mundo a los 16 años.  El padre era republicano y lo había perdido todo bajo el régimen de Franco. Se acogió Juan Gil a la reforma agraria del gobierno y la familia se trasladó a Jerez, “en esa tierra nos criamos”.  Luego, el gobierno los trasladó a una pequeña tierra de regadío en  Torno. “Pasamos muchas fatigas y necesidades en la postguerra. Creo que el único acierto que tuvo Franco fue el Instituto Nacional de Colonización”.
Yo dije que no hacía eso, que yo era lo suficientemente escultor para modelar otra cosa...
De otro lado el relato de Gil es muy interesante: “A mí me pusieron a que hiciera como monumento la estatuilla que daban en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, que es una estatuilla de Héctor Lombana. Y entonces yo dije que yo no hacía eso; exactamente no. Yo haría una escultura que tuviera algunos rasgos de la estatuilla del Festival de Cine, y que yo hacía una escultura de mujer (…) Hasta me sacaron un papel que tenían, que lo había mandado Héctor Lombana, y yo dije que no hacía eso, que yo era lo suficientemente escultor para modelar otra cosa... Entonces cogí una modelo, una niña de San Juan Nepomuceno llamada Judith, de rasgos indígenas, que trabajaba con nosotros, que podría verme como a un padre. Tenía trece años y yo no quería que me posara completamente desnuda. Fue mi mujer quien la convenció y me convenció a mí, y entonces me posó en pantaloncito caliente. Ella tenía lo que me hacía falta: unos senos erectos, duros y una carne prieta (…) Para  la cuestión del pubis de la India Catalina llamé a una modelo profesional de la escuela de bellas artes de Cartagena de apellido Espítia, y me posó también con la mediación de mi mujer. Y así hice la escultura que me encargaron, como se hace, como se debe hacer, nada más. No hice más. Pero te advierto que ya la estatuilla que entregan en el Festival ya se parece más a la mía, la han ido mejorando y ya se parece muchísimo a la mía (…) La escultura de la India Catalina no tiene más que un gran oficio: un escultor que sepa modelar, qué menos que va hacer que eso una India Catalina. Si es un chabacán que no sabe modelar, le pone nudos y le pone un montón de cosas. Ella es concreta, tiene los pechos tersos, los muslos, como decía Lorca: ‘Ay mis muslos de Amapola!’. Ella tiene un bagaje de cosas, no hermosas, sino bien hechas” (Urbina 2006:74-75).
Eladio Gil nació en España pero residía en Cartagena desde 1961, año en que se vinculó a la Escuela de Bellas Artes de Cartagena como maestro e impulsador de varias generaciones de pintores y escultores, muriendo a  los 81 años de edad en el barrio Mangadonde residió los últimos 50 años de su vida, víctima de un paro cardiorrespiratorio, y rodeado de sus más cercanos familiares. Además del monumento a la India Catalina, Eladio Gil también diseñó y esculpió el monumento a Los Alcatraces, ubicados en la avenida Santander.

Y empezamos a buscar ahí y entonces encontramos en Leyendas y Tradiciones lo de la India Catalina. Y yo dije: “El trofeo se llama La India Catalina”. “Perfecto el nombre, dijeron”



La versión pictográfica para uso en medios impresos y audio visuales, cambia frecuentemente según los encargados de la promoción publicitaria, sean agencias de publicidad, estudios o diseñadores
















Lo especial del manejo del símbolo de la India Catalina en su trayectoria visual y corporativa es como se mimetiza a la vez que es firma de todas las piezas del festival. De su tri-dimensionalidad inicial pasa a los medios impresos y audiovisuales como silueta, y pictografia corporativa. Un graffiti de la India Catalina en un muro de Cartagena, por ejemplo fue la imagen oficial de la 53 edición del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias –FICCI-. El afiche se revelaba como antesala de los contenidos del encuentro cinematográfico. Para esta pieza gráfica se seleccionó un trabajo de Robert Herman, fotógrafo neoyorquino que cuenta con una serie fotográfica dedicada a las texturas y colores de las paredes de la ciudad amurallada tomadas en el 2011. La obra de Herman hace parte de las colecciones permanentes del Telfair Musuem of Savannah en Georgia y de la George Eastman House en Rochester, Nueva York. Herman es, además, ganador de un premio PX3 de los Photographie People´s Choice Awards. Durante el Festival, en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, se exhibió la serie completa de las paredes fotografiadas por el artista. En palabras de Monika Wagenberg, directora del FICCI: "El graffiti de la India Catalina transforma la pared, como un tatuaje transforma, para siempre, la piel que invade. El FICCI, como el graffiti, no solo se toma la ciudad durante el Festival, también se vuelve parte de ella, transformándola. Con este afiche, celebramos la historia de Cartagena en esta pared que capas y capas de historia revela, pero dejamos en ella también nuestra huella. La India Catalina, ahora como graffiti, moderna, contemporánea pero sobretodo popular, democrática y revolucionaria es arte público, como el Festival: de todos y para todos". 
Hasta septiembre de 2006 la estatua se encontraba en la intersección de la avenida Pedro de Heredia y la avenida Venezuela de donde fue trasladada 12 metros para darle paso al sistema de transporte masivo Transcaribe. Dicho traslado causó inconformidad entre los habitantes de la ciudad incluyendo al mismo Eladio Gil, todavía vivo, escultor de la estatua, quienes realizaron una marcha y protestas debido a este traslado. Hacia julio de 2011, el monumento fue removido hacia el nuevo parque de Puerto Duro, Cartagena.

Crónica por Marco Aurelio Cárdenas, Diseñador Gráfico, Universidad Nacional de Colombia

Webgrafía
http://www.revistapym.com.co/noticias/festivales/poster-oficial-edicion-53-fcci
http://www.letralia.com/197/1019lombana.htm 
Bibliografía
VI Simposio sobre la Historia de Cartagena, La ciudad en el siglo XVI, Septiembre 14-15 de 2006.
Urbina Joiro, Hernán, Entre las huellas de la India Catalina, Bogotá, Panamericana, 2006
Rubiano Caballero, Germán (1986) , La escultura en América Latina Siglo XX, Universidad Nacional de Colombia. pp. 118.
Marín Medina, José, La escultura española contemporánea (1800-1978), Ed. Arcón, 1978, pp. 362

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